De hecho, el peso que tiene la economía en nuestras vidas es a menudo tan enorme que nos aplasta, y el motivo es que, señores y señoras, no podemos vivir sin dinero; y esa necesidad de capital, que le da nombre al sistema que les he mencionado antes, adquiere con demasiada frecuencia una dimensión a largo plazo. Porque a una persona media, para vivir bien, no le basta solo con tener dinero en el bolsillo, sino que necesita una seguridad para un futuro medio y lejano; es decir, necesita opciones de financiación y acceso a préstamos personales.
¿Esto es malo? En absoluto, no tiene por qué serlo; pero lo que sí lo es, y aquí es adonde quería llegar cuando empecé con mi disertación, es pensar que solo en los bancos, y acudiendo físicamente a uno, tendremos acceso a esa opción de financiación y a poder contratar un préstamo personal decente. ¿Para qué, si no, existe internet, ese paradigma de la libertad del siglo XXI? Los buscavidas medievales tenían los bosques y las campiñas inexplorados; los piratas, su océano caribeño; y nosotros, que nos ha tocado vivir en una época de facilidades y por lo tanto de ausencia absoluta de terrenos en los que ser enteramente libres, tenemos que buscar ese santuario en el mundo virtual. Internet, por lo tanto, nos habla de esas otras muchas posibilidades, empezando por las páginas web de préstamos online y financiación personal. Si no las conocéis, me gustaría que le echaran un vistazo a una de las mejores: https://www.dineritoahora.es/prestamo-personal/.
Se pueden solicitar créditos de hasta 12.000 euros, la cantidad de los préstamos pendientes acumulados carece de importancia, la casa no tiene por qué ser un aval, el plazo es de cinco años... Como veis, pedir un crédito personal es muy sencillo en páginas como esta; y los requisitos tampoco se quedan atrás en lo que a asequibilidad se refiere, porque los intereses de los préstamos son realmente interesantes.
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